viernes, 21 de diciembre de 2012

«La Merkel»


(Historia de dos. Cap. II)
(Si no has leído los capítulos anteriores, pincha aquí)
Con tantas dudas rondando sobre mi cabeza, decidí esconderme como los avestruces. Me oculté tras el periódico que mi vecino de barra había abandonado hacía solo unos instantes. Me acordé de esas viejas y malas películas de espías en los que los diarios tenían hechos dos orificios por los que continuar observando al enemigo. Tenía ganas de verla, pero no me atrevía a descubrirme. Entonces escuché la conversación.
―Mira, ya llegó «La Merkel» ―dijo mi vecino de barra a su compañero de cañas.
―¿Quién? ―preguntó el susodicho.
―La Patricia, que ya llegó.
―Ja, ja, ja ¿Todavía te pica, eh? ¿Cómo la llamaste?
―Ja, ja, ja «La Merkel»―ambos volvieron a reír― Es que no hay forma de conquistarla.
Aún escondido tras las páginas del noticiero, no podía salir de mi asombro. Aquellos dos hablaban de ella como si estuvieran solos.
―¿Cuándo fue la última vez que lo intentaste?
―Este sábado por la noche, pero nada de nada. Es dura de roer, como la Merkel. No puedo derribar el muro que la rodea. Muchas risitas, muchas bromas, mucha calentura..., pero a la hora de la verdad, nada de nada.
La curiosidad me pudo. Muy despacio fui bajando el periódico. Quería verla. Necesitaba mirarla a los ojos para armarme de valor y acercarme a saludarla. ¿Pero y si era como afirmaban estos dos? Iba a ser el ridículo.
Mi mirada se dirigió a la esquina en la que se había acodado ella nada más entrar. Estaban las personas que había saludado, el camarero, pero ella...
―¡Vaya! ¿A quién tenemos aquí?
Su voz resonaba justo a mi derecha. Un hormigueo incómodo recorrió mi cuerpo y mis piernas comenzaron a temblar. Solté el periódico e intenté poner mi mejor sonrisa de pocker.
―¡Patricia! ―Su cara se acercó a la mía en busca de un par de besos que por supuesto no me negué a entregar, tampoco tuve otra opción. Con su cercanía mis pulmones se llenaron del aroma que desprendían su negros cabellos recién lavados. Todo yo temblaba.
―¿Qué haces aquí? ¿Cuánto tiempo? ¿No es que odiabas las barras de los bares?

3 comentarios:

  1. Ups creo q me perdí un poco con lo de la Merkel!!! Cuñi.

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  2. Al final... ¿qué?, ¿hay tema o no...? porque, si no, vaya una peli mala... ¡tú las tines mejores!
    nada, dile a la Patri que por el mundo hay muchas barras, y esquinas de mesa, más... je je
    Anónimo del jable

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  3. Buenoooooo, a este tio le hace falta un revolcónnnnnn pa ver si se espabila. Menos mal que ella los tiene bien puestos y seguro que se lo lleva al huerto.

    CArmen

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